EL CAMBIO

 

Para este boletín nuestro Comité de Extensión consideró que la palabra cambio representa bien nuestro momento. Ahora, que las restricciones de circulación nos pueden dar la sensación de que el mundo se ha detenido y algo vital permanece estático, vivimos un momento en el que experimentamos muchísimos cambios. Eliana Betancourt apunta en su columna a la incertidumbre que nos produce la vertiginosidad de los cambios en el mundo contemporáneo; éstos, que ya no avanzan al compás de la naturaleza, tienen su propia velocidad progresando a un paso que supera las más amplias zancadas del ser humano. María José Mezzera despliega sobre el papel los cambios que estamos atravesando como país luego del estallido social y después con la pandemia, enfatizando la necesidad de éstos y nuestro lugar como psicoanalistas en promover este movimiento. Ambas columnistas concuerdan en que el cambio es un estado permanente, que es lo único que no varía cuando la vida sigue su curso.  

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El cambio tiene relación con el movimiento. Nuestra Institución se suma a la vitalidad de nuestros tiempos anunciando nuevos seminarios sobre psicoanálisis vincular y  encuentro del teatro con nuestra disciplina e inaugurando los primeros cursos teóricos de formación para futuros psicoanalistas. A pesar de que por momentos podemos sentirnos como en las “toperas”, que describe Ilka Kiwi en su reseña de “Las Trincheras”, encerrados en un lugar que contrasta con un exterior lleno de luz, nos alegramos al escuchar a Rosabetty Muñoz -recomendación de Andrés Correa- cuando nos dice que “Te hacen trizas/ –sonidos de cubiertos– / campanas delatoras/ y, sin embargo, / aun palpita/ esa lengua de fuego”. 

 

Angélica Lavin S.

Comité Editorial