Queridos amigos, nos convoca un hecho simple y a la vez profundo, Celebrar que tenemos Casa para Apsan. Digo nos convoca, porque si bien, todos hemos sido activos agentes de su realización en diversos grados; donde todos somos esencialesesenciales, sin embargo, ninguno de nosotros es dueño de su realización. Este trabajo ha sido un llamado en el más profunda de sus significaciones, del psicoanálisis en Chile, llamado que nos apela. Creo que es preciso señalar el origen siempre foráneo, de este llamado, y que se liga en el ejercicio ético de la clínica, ese otro que nos apela, y que nos expone y convoca en nuestra creatividad puesta al servicio de Apsan. Sabemos que la creatividad nos expone y demanda a una apertura a la tradición y a la novedad. Aquí la ética está marcada por el nacimiento en la clínica de nuestra tradición, la que es apertura al Sujeto humano, marcado por ese inasible freudiano, Sujeto siempre incognoscible, permanente en esa novedad. Esta es la inspiración en la que se inscribe el sueño de todos los que hemos ido siendo convocados a la existencia de Apsan. Es claro que este sueño ya tiene cuerpo, en nuestra sede. Casa que no sólo son ladrillos y paredes, comodidades, sino que sobre todo un hogar. Aquí debo recordar mi vieja relación con la arquitectura, el hogar es el vacío que dejan los ladrillos para que el fuego sea posible en la chimenea o en caldero. La relevancia del vacío de un cuenco para contener el agua. Celebramos nuestro techo, pero sobre todo celebramos este espacio que se abre al fuego de la hoguera, que nos reúne en el abrigo y en el fuego de nuestras conversaciones. Lo consustancial del hogar, es el vacío que lo constituye, y que se abre como espacio para los leños y su fuego. Esto nos apela a un esfuerzo permanente de ligadura, el esfuerzo de sostener y cuidar dicho vacío, de no permitir que ningún discurso obture dicho vacío, donde nada obture nuestro espacio donde ocurran todas las conversaciones, los sueños de todas y todos.
Quiero ser ceremonioso, no sólo para remarcar este importante hito del psicoanálisis en Chile, tener una casa abierta a los colegas y futuros colegas del psicoanálisis, así como se presenta como el espacio para un sinfín de conversaciones y profundo trabajo clínico, teórico tanto dentro del propio psicoanálisis como de esos territorios interdisciplinarios necesariamente dialogantes y fuentes de nutrición. Celebrar que disfrutamos de nuestra clínica que como el fuego en la hoguera articula, reúne y convoca la presencia -ojalá de todas y todos- a una discusión franca y generosa. ¡Esto amigas y amigos no es común! ¡Sólo podemos celebrar!
Celebrar tiene su origen en el latín, como nuestro rito, nuestro festejo de un acontecimiento espiritual, que nos liga en su convocatoria. Esta vez, a esta hora no sólo entorno al ritual de academia y sus textos, sino que en el festejo de su convocatoria. Nuevamente toda celebración, toda reunión gira en torno al choque de copas, cuencos de cristal donde el vacío se abre al vino, para luego ser vaciados nuevamente. En el Film La Sal de la Vida, el abuelo muestra como sutilmente las palabras esconden otras palabras, y así logró descubrir una madurez que celebramos como acontecimiento hoy, que esperamos nos lleve a la embriaguez, que es por sí misma apertura, salida de nuestra cerrazón. Embriaguez que puede ser de bebidas espirituosas, pero también de todo aquello que nos convoca, de nuestro encuentro en este hogar, de un estar codo a codo con las copas, pero un codo a codo uno frente al otro, a nuestra pequeña comunidad. Pequeña no por su número, sino porque en sus bases está el sentido que es el codo a codo del encuentro en el alzar de las copas. Nancy agrega: "La embriaguez expresa en su sentido más apretado ...el jugo que se comunica de los licores absorbidos. Extrae, exuda, destila, es decir, concentra, calienta, evapora y sublima. Lo sublimado es el espíritu, lo impalpable, lo inmaterial. Es inspiración, es soplo, es fuera de lugar y tiempo"
Ps. Rodrigo Rojas J.
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