Gisela Berry y Lorena Casanueva
La Dra.Luz María Gómez, nuestra nueva presidenta de Apsan, nos recibió en su casa en el barrio de Ñuñoa, un hogar luminoso, con aire de campo que la lleva a pensar que está en Curicó. En ella reside por más de 30 años. Su consulta está a veinte minutos de su casa, y el hospital donde trabaja está en la comuna de Independencia. Nuestro propósito era conversar sobre nuestra asociación, sus proyecciones y el rol del psicoanálisis en el Chile de hoy.
Lo primero que le preguntamos fue cómo vivió el periodo de pandemia.
En el momento que se inició la pandemia quedé como todos creo, congelada y perpleja en relación a lo que estaba ocurriendo. Yo tenía ya dos pacientes que veía no presencial, ya que vivían fuera de Chile, y logré comenzar a atender usando las pantallas y también hacer tele medicina, también doy medicamentos, no sólo hago psicoterapia. Después me fui sintiendo cómoda con este formato y empecé a ver lo positivo de este medio.
Sin embargo, Luz María identifica algunas limitaciones en este formato:
Si fue complejo en la atención con niños, el tratamiento en la infancia fue de difícil comienzo. Ahora bien, lo hicimos y fue muy interesante. Ver a niñas y niños en su propia casa; me acuerdo de uno que era muy reservado, difícil de conocer y nos muestra su pieza llena de figuras en plasticina, muñequitos, miles. Pudimos ver su mundo interno, totalmente desplegado, lleno de colores, muy bonito. Sin embargo, fue un gran impacto para la niñez estar sin colegios, adolescentes sin poder pisar las universidades, tanta gente joven que no pudieron conocer a sus compañeros, salvo, en algunos casos, hasta un año y medio después.
La pandemia, sin duda, removió nuestra forma de ver el mundo, nuestras seguridades, afectando la salud mental de las personas. En ese sentido, Luz María señala que:
Yo creo que la pandemia nos hizo pensar en nuestro quehacer y en nuestras vidas en forma diferente. Yo seguí en el hospital durante la pandemia, pero no presencial al comienzo, esto fue difícil. Por edad no podía ir, hicimos un tiempo telemedicina y las horas de juegos eran llevadas por una psicóloga en forma presencial. El problema de salud mental que se nos viene, la pandemia de salud mental que ya está aquí, es bien complejo. En las zonas más vulnerables se requiere más apoyo. Tenemos un problema mayor como sociedad y como país.
Por lo mismo, nuestra nueva Presidenta de Apsan tiene la convicción que el psicoanálisis debe tener un rol fundamental en la sociedad actual, en el Chile de hoy.
La pregunta es ¿de qué manera podemos influir?. Yo pienso que saliendo de las consultas, hemos sido vistos como la élite intelectual, de alguna manera evidentemente lo somos, pero podemos salir y entregar en parte este conocimiento en sectores que no tienen la oportunidad de acceder al psicoanálisis. La doctora Elena Castro, psiquiatra infantil y psicoanalista que todos conocemos, con sus largos ochenta años, tiene horas contratadas en el hospital San José, ella se desplaza allá todas las semanas, casos como el de ella son pocos. Creo que sería importante que haya mayor presencia nuestra en la salud pública. En este momento se necesitan muchos psiquiatras y psicólogas(os) infantiles en los hospitales y otros centros de salud como Cosam en las diferentes comunas a lo largo del país.
Este nuevo contexto, y esta mayor preocupación por la salud mental, también desafía a nuestra organización, porque está la convicción que APSAN puede jugar un rol clave en la sociedad. En efecto, nosotros/as estamos llamados a incidir. Por cierto, hay otras asociaciones, la nuestra cuenta con adherentes altamente calificados, que influyen en sus espacios laborales, que cumplen un rol social.
Por lo mismo, está el desafío de abrir nuestra sede, de hacer actividades que convoquen a diferentes actores, que tengamos la posibilidad de conversar de diferentes temas, porque hoy en nuestro país están pasando cosas interesantes, otras preocupantes. Y en ese contexto, el psicoanálisis tiene algo que decir, APSAN tiene algo que aportar. De esa forma no solo podemos incidir, sino también darnos a conocer.
Algunos años atrás se hablaba del “oro puro” del psicoanálisis. No podemos estar encerrados en una burbuja, en la élite. Este es un método para ser aplicado donde se necesite. Podría decir: el oro lo cuida el banco, y el psicoanálisis a la calle. El psicoanálisis tiene que estar articulado en la realidad, en la historia, este es un país que está en un cambio profundo, es interesante lo que está pasando en el ámbito constitucional, el tema de salud mental. Un tema es cómo vamos haciendo un contrapunto entre el quehacer del psicoanálisis y la contingencia. El desafío es estar en un término medio, entre la realidad social y la academia.
Nuestra directiva quiere hacerse cargo de estos desafíos, porque tenemos la convicción que es necesario democratizar nuestro quehacer, para eso debemos articular las distintas áreas que integran APSAN, lo formativo, lo social, lo clínico, etc. En estos dos años que tenemos de trabajo por delante, además de recoger el aporte de quienes nos precedieron en este rol, nos interesa proyectarnos y visibilizar nuestro rol como profesionales de la salud. Yo creo que esta directiva, que ustedes también integran, es la continuidad de un trabajo que hizo la primera presidenta, Dra. Silvia González, y también la directiva de Ps. Andrés Muñoz. Somos equipos de trabajo que hemos ido pensando en qué lugar o de qué manera podemos aportar de una forma más realista y pudiendo llegar a más personas. Aunque suene concreto, no es menor que hemos buscado tener una formación como psicoanalistas a un precio más accesible, en términos de horarios y en términos de dineros. Ahora tenemos un segundo curso que va a entrar, nosotros aún somos un grupo de estudio, hemos empezado los seminarios presenciales.
Por lo mismo, estamos pensando en el trabajo de los comités, para darle un sello de investigación, para abordar los temas que hoy nos preocupan, las minorías, las transiciones de género, el fenómeno migratorio.
Creo que estos temas son muy importantes, la reunión científica quizás darlas en regiones, pensando en la presencialidad. Marcar nuestra presencia en otros lugares de Chile, en el norte, en el sur. Quizás ese tiene que ser también nuestro sello, el que sea factible discutir, conversar, abrir un espacio democrático, que haya espacio para todos. Nos une el psicoanálisis, el ejercicio. Bienvenido el desacuerdo y a mantener un espacio democrático. Que Apsan sea el continente que nos permita esa flexibilidad, de poder estar en desacuerdo. Si nos quedamos exclusivamente en la academia y otros que están más en lo contingente, pero el tema es cómo lo abordamos. Un tema es cómo vamos haciendo un contrapunto entre el quehacer del psicoanálisis y la contingencia. Como equilibrar la academia, la realidad social y podemos abordar este período en que el tema histórico y político está siendo tan gravitante.
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