En esta novela histórica se entrecruza la vida de personajes que encarnan, en su identidad y en sus afectos, los diversos aspectos de la historia de judíos y palestinos desde inicios del siglo XIX hasta 1948, introduciendo al lector en una comprensión humana e integrada de los vértices y experiencias de los comienzos de lo que ha sido difundido como el “conflicto Árabe- Israelí”.
La biografía de sus diversos personajes está marcada por la persecución de judíos en la Rusia Zarista, la Revolución bolchevique, el movimiento Sionista, la migración de judíos a Palestina a inicios del siglo XX, el declive del Imperio Otomano hasta su caída después de la Primera Guerra mundial, la Segunda Guerra Mundial, la persecución y el exterminio de judíos por el Nazismo y sus aliados, la masiva migración de judíos posteriormente a Palestina hasta la creación del estado de Israel y la Nakba Palestina.
Además de las notables bases historiográficas que dan consistencia a los personajes, el énfasis de la novela está en el sufrimiento de civiles, judíos y árabes que conviven a inicios de siglo en “La Huerta de la esperanza” y que progresivamente se transforman en “una familia” que queda escindida producto de la historia y de los traumas. La novela comienza con la frase “Hay momentos en la vida en los que la única manera de salvarse a uno mismo es muriendo o matando”. Sin embargo, Dispara, yo ya estoy muerto es el reflejo de la muerte dentro del sí mismo con la que se carga en vida, no sólo por los duelos y el trauma, sino por el peso de los lazos afectivos cuando son resignados.
Paula Zalaquett
Psicoanalista Apsan
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