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“La Caza” - Thomas Vinterberg

¿Qué es eso que le puede dar valor a una obra, a una película?. Interpretar es, en cierto sentido, determinar la fuerza que le otorga sentido a algo. En este caso cómo una escena conocida se profundiza y adquiere, en su trayecto, un sentido novedoso, La Caza es un film de Thomas Vinterberg (2012), artista creador del grupo danés Dogma (1995) junto a Lars von Triers y Kristian Kevrig y autor del hermoso corto “Los Chicos que Caminaban Hacia Atrás” (1994), “Submarino” (2010) y la premiada “La Celebración” (1998) filmada con una cámara Handycam y exhibida en un Ciclo de Cine y Psicoanálisis el 2001 y comentada por Mario Gomberoff y Tomás Moulian.

La película le sigue la pista a ideas que preocupan a Vinterberg, las relaciones familiares, la formalidad de la sociedad y su escisión. Un ordenado sistema cultural se fractura con un elemento a estas alturas cotidiano. Una niña da pistas para que la mirada adulta sospeche “certeramente” de un abuso sexual. Como ya es sabido, la sanción se produce antes de su demostración, y desencadena una secuencia esperable. Sin embargo la película avanza en una línea distinta, despedazando y evidenciando la fragilidad de las relaciones de amistad adultas. Como si la veracidad de las declaraciones de un niño no fuera puesta en cuestión, más bien parece tener el status de una prueba. El relato es desafiante. Cuestionar un discurso infantil no es popular, más bien es promesa de ser expulsado de la tribu, esa tribu que sostiene su ilusión de dignidad en espacios solemnes, bien vestidos por saludos formales y buenas maneras cercanas, más bien, a la indolencia y el cinismo. Un paso sospechosamente rápido del amor por el amigo, al repudio.

El fenómeno del “cristal con que se mire” es un hecho desconcertante, y sin duda espinudo. Remite a la predisposición a interpretar pruebas ambiguas o inconsistentes como prueba de que el informe del niño es falso…o verdadero. Más que la verdad, la predisposición. Las consecuencias son mayores.

No hay duda de que el fenómeno funciona en ambas direcciones. En nuestro campo la literatura sobre abuso infantil contiene muchas referencias a profesionales que se adhieren malamente a la máxima "Los niños no mienten.." y así encuentran abuso sexual dondequiera que se alegue (Benedek y Schetky, 1987a; Coleman, 1986; Money and Lamacz, 1987). Sin embargo, ni el escepticismo excesivo ni la aceptación no examinada de todas las acusaciones serían probablemente una posición defendible.

El film penetra, con potencia, en un territorio difícil sin la pretensión de imponer juicios de valor, más bien dejando que la imagen sostenga el relato con poco artificio.

Gran valor.

Rogelio Isla

Psiconalista Apsan

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