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¿QUÉ NECESITA UN SER HUMANO?: otro SER HUMANO.

Actualizado: 10 oct






Es mío y tuyo este destino/ (É meu e vosso este fado)

Destino que nos une/ (Destino que nos amarra)

Por mucho que se niegue/ (Por mais que seja negado)

A las cuerdas de una guitarra/ (Às cordas de uma guitarra)


Cada vez que se oye un gemido/ (Sempre que se ouve um gemido)

De una guitarra cantando/ (De uma guitarra a cantar)

Te pierdes inmediatamente/ (Fica-se logo perdido)

Con ganas de llorar/ (Com vontade de chorar)


Amália Rodríguez 


Extracto poema “ Ó gente da minha terra”/

(“Oh gente de mi tierra”)





En el recién pasado agosto se celebró el 54º Congreso de Psicoanálisis de la Asociación Psicoanalítica Internacional, API, llevando por título “Psicoanálisis: un ancla en tiempos caóticos”. El encuentro tuvo lugar en Lisboa desde el 30 de julio al 2 de agosto de 2025, en el Centro Cultural de Belém. 


Lisboa, capital de Portugal, es mundialmente conocida por ser la cuna del género musical Fado, por sus empinadas colinas asentadas en un campo volcánico y por su actividad portuaria, al estar situada en el estuario del río Tajo que desemboca en el océano Atlántico. Allí nos reunimos de modo híbrido y presencial profesionales, investigadores, psicoanalistas y analistas en formación de diversas regiones del mundo. Dentro de los hechos destacados se llevó a cabo el cambio de directiva: asume como presidente de la IPA Heribert Blass. Asimismo, uno de los hitos más relevantes fue la incorporación del portugués como quinta lengua oficial de la Asociación, hecho que para Blass fue un gesto de inclusión y apertura lingüística y cultural, que también pertenece a nuestro quehacer como analistas. 


La idea del ancla psicoanalítica pivotó como eje central del Congreso. Cada presentación propuso su propia áncora a la invitación, de la entonces presidenta de la IPA, Dra. Harriet Wolf, de reflexionar sobre cómo podemos ser referentes en nuestras instituciones y sociedades en tiempos de crisis, polarización y regímenes autoritarios. 


Una de las conferencias más llamativas y movilizadoras de la audiencia estuvo protagonizada por la Dra. Pumla Godobo-Madikizela, psicóloga sudafricana y doctora en psicología, extensamente premiada por su trayectoria. Trabajó en la Comisión de la Verdad y la Reconciliación de Sudáfrica (CVR), que luego del apartheid investigó violaciones de derechos humanos y promovió la reconciliación nacional mediante la justicia restaurativa. Sus  temas de investigación abordan: historias violentas, trauma transgeneracional, trauma histórico, transformación, reconciliación y perdón.


En su exposición “Bearing Witness: Responsibility, Recognition, and the Quest for Repair” (“Dando testimonio: responsabilidad, reconocimiento y la búsqueda de la reparación”), nos habla que dar testimonio de las verdades del pasado y presente es condición necesaria para la reparación. Señaló que en encuentros entre víctimas y perpetradores -o entre sus descendientes- puede ocurrir algo inesperado: allí donde coexisten la ruptura y el potencial de la reparación puede ser el comienzo de la transformación. Un “área tercera de experiencia” o “espacio potencial” (Winnicott), o bien como el Tercero (Benjamin) donde puede generarse un fondo común de humanidad y un nuevo espacio para estar juntos. 


Sus referencias son filosóficas: Édouard Glissant (Francia) y el derecho a la opacidad -a no ser comprendido o reducir el mundo del otro a ciertos significados-; Simón Weil (Francia) y la idea de que concibamos algo distinto de lo que conocemos es motivo de esperanza, origen  del cambio y posibilidad de trascender la realidad incluso en el sufrimiento; Silvia Winter (Cuba/Jamaica), quien critica las narrativas tradicionales acerca de lo humano que marginan y deshumanizan otras experiencias como los pueblos colonizados y no occidentales y propone repensar otras narrativas para redefinir lo que es ser humano; la filosofía Ubuntu (África) que apunta a lo más profundo del reconocimiento de la condición de persona: llegar a ser y ser reconocido como persona en relación con los demás, a través de otra persona, no aislado, sino inextricablemente entrelazado con la vida de los demás. Sólo podemos ser  humanos juntos. Por último, otra referencia ética fundamental fue Emmanuel Lévinas (Lituania), con la noción de responsabilidad por el otro, el prójimo: mirar el miedo en los ojos del otro para acercarse a él.


El aspecto más polémico de su presentación fue la importancia que otorga al perdón en la reparación del trauma histórico. Planteó con Jéssica Benjamin, una idea de Hanna Arendt: el peso de lo irreparable puede ser insoportable y la única fuerza que nos permite vivir unos con otros es el perdón. Aclaró que el perdón, no significa borrar ni aceptar el pasado, ni tampoco nos exime de afrontar sus consecuencias:


El perdón es más bien la posibilidad de una reorientación ética, un compromiso de actuar de forma diferente, de  reconocer la humanidad del otro y, al hacerlo, reafirmar la nuestra. Sin embargo, ¿cómo perdonas a menos que encuentres creíble la afirmación de que las cosas cambiarán, de que el futuro será diferente?”  


La Dra. Pumla impresiona no sólo por su sencillez y templanza, ni por su invitación a habitar altos valores éticos en nuestra pertenencia social que nos hace humanos, sino sobre todo por su llamado a la acción, del cual ella es ejemplo. Señaló que el pensamiento psicoanalítico hace tiempo que trascendió el box o el consultorio y realiza estudios de psicoanálisis aplicado, siendo muy valioso para la comprensión de diversos asuntos. No obstante, apela a una función mayor de conexión:


“Nuestra ancla (anclaje) en estos tiempos caóticos requiere un enfoque más amplio e interdisciplinario, que integre la perspectiva psicoanalítica con los marcos sociales, políticos y éticos para reavivar el imperativo de la acción”.  


El primer paso para aquello, afirmó, es desear un cambio, “desear las transformaciones de las relaciones aún moldeadas por estados de negación, posiciones de dominación y todas las formas de exclusión de los demás”.  Y el segundo, utilizar nuestra imaginación psicoanalítica para generar iniciativas en esta dirección. 


La Dra. Pumla nos trae una imagen acústica: un grito. Pero es un grito particular, el grito de una mujer -Nomonde Calata- que testimonia por lo sucedido a su marido en el apartheid. Nos plantea que este testimonio, representa la articulación de un trauma duradero que atraviesa el paisaje de una nación que lucha con su pasado. Es el grito de la historia y la Dra. propone que el grito, como una interrupción, es la puesta en escena de un futuro en el que el caos y la violencia del pasado no cesan. Apuntando no al cierre ni a una sanación, sino más bien a una pregunta gritada hacia el futuro: ¿cuándo terminará?


Para la expositora, el grito de Nomonde Calata resuena con otros gritos de lo que considera genealogías de sufrimiento y resistencia de las personas negras a lo largo de la historia, pero  también añade a este linaje las escenas de atrocidad  y de sufrimiento que presenciamos diariamente de las personas en Gaza. De este modo, convocó a un llamado a dar testimonio: “para reflexionar sobre una genealogía compartida del sufrimiento y el llamado urgente a la solidaridad de la justicia y la acción ética”. 


Su conferencia finalizó con la presentación de un breve clip de música. Es la musicalización del grito de Nombre Calata, un trabajo del compositor sudafricano Philip Miller y la participación de Sibongile Khumalo, solista de la ópera de Sudáfrica. Es un trabajo realizado a partir de testimonios de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación , titulado: ReWind: A Cantata for Voice, Tape & Testimony (disponible en YouTube).


A través de un canto lírico hermoso se escucha este grito estremecedor que duele y rebervera hondamente, pero al mismo tiempo su belleza despeja el espacio y lo abre como un horizonte, tal vez, de esperanza. 


Rebobinar (Rewind), remite a volver a escuchar, quizás escuchar lo mismo o quizás aquello que no se escuchó antes. Para Pumla Godobo-Madikizela, el lenguaje de esta composición musical “habla de una práctica de empezar de nuevo y de atender, juntos, el trabajo de reparación inacabado”


Para terminar, quisiera hacer una mención especial al lugar de la experiencia musical como instancia que nos recuerda nuestra humanidad, crea una situación donde resonamos juntos intersubjetiva y físicamente. Como en las estrofas del epígrafe, que también ha sido musicalizado, para Amália Rodríguez, es parte de nuestro destino, cuando la guitarra gime, nos perdemos juntos con ganas de llorar. 



Andrea Vera. Psicóloga, Analista en formación en APSAN

Septiembre de 2025


 
 
APSAN
Asociación Psicoanalítica de Santiago
  

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