La Casa

El hogar, nuestro punto de partida -referencia winnicottiana- y nuestro punto de llegada -Ítaca. Con ambas ideas y su penumbra de asociaciones –diría Bion- empiezo esta editorial que da inicio al presente boletín, saludando el inicio de la gestión de la tercera directiva de APSAN, liderada por la Dra. Luz María Gómez, y coincidiendo, felizmente, con la concreción de nuestra anhelada sede. 

La casa internalizada, tan real como la casa compartida, y tan importante esta última para su internalización. El tono, las emociones, los afectos que constituyen su evocación. La casa que todas y todos llevamos dentro nos determina para construir nuestra propia casa, la casa compartida. A través de un largo proceso de simbolizar nuestros afectos primarios, pre-verbales, en relación a la casa internalizada, proceso muchas veces inconsciente, podemos negociar con un otro la casa que queremos construir juntos –la familia- y con un grupo, la identidad de una institución, procesos siempre dinámicos. 

Empezamos a salir de la casa materna hace poco más de seis años, pertrechados con el aprendizaje de generaciones que nos precedieron. Abrimos nuestras alas en un vuelo que nos llevó a soñar con lo imposible –porque de lo posible se sabe demasiado, dice el cantor.  Fue la energía puesta en ese despegue lo que permitió alcanzar las estrellas. Cómo no recordar nuestra primera reunión, en El Trovador, aquel diciembre de 2016, donde es elegida la primera directiva de APSAN, encabezada por la Dra. Silvia González, aún sin estatutos ni reglamentos. Los dados se estaban echando a rodar.  El ímpetu de las primeras treinta compañeras y compañeros, que un mes después, democráticamente, elegimos llamar a nuestra casa APSAN, Asociación Psicoanalítica de Santiago. El periplo por el Congreso Internacional de Psicoanálisis de 2017, en Buenos Aires, donde expusimos al más alto nivel IPA nuestra situación. El inicio, ese mismo año, de las negociaciones con nuestros sponsors mandatados por la IPA, quienes en el transcurso del proceso se irían convirtiendo en nuestros amigos, Norberto Marucco y Ruggero Levy. 

La posibilidad de empezar a formar psicoanalistas coincidió con dos grandes sucesos, uno local, la revuelta social, y el otro mundial, la pandemia. Estimulados por los vientos de cambio estructural redoblamos esfuerzos por iniciar el 2020, a través de nuestro Instituto, el primer año de formación de analistas en la historia de APSAN, coincidiendo con la segunda directiva, encabezada por Andrés Muñoz. La virtualidad se tomó las comunicaciones humanas en el mundo y la formación de nuevos analistas en nuestro Instituto no estuvo exenta de ese sino. Somos seres capaces de adaptarnos a la adversidad y de aprender en ese intento.

Estamos parados en la incertidumbre, una vez más, como siempre lo hemos estado, como especie, como la vida en nuestro planeta, como el universo. Pero mientras podamos ir entendiendo, a paso de hormiga en la escala sideral, lo que nos dificulta acercarnos mutuamente y cooperar, compartir, crear, convivir, podremos seguir nuestro viaje por el universo sobre esta gran nave que es nuestro planeta. Podremos retornar a Ítaca, a nuestra casa, muchas veces, para volver a partir nuevamente, como nómades que somos, escrito en nuestro genes, estamos vivos, estamos en movimiento.

Dr. Francisco Vásquez

Miembro Apsan

Comité Editorial

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